Pequeña poeta: Violeta


Volver a los diecisiete
Después de vivir un siglo
Es como descifrar signos
Sin ser sabio competente,
Volver a ser de repente
Tan frágil como un segundo,
Volver a sentir profundo
Como un niño frente a dios,
Eso es lo que siento yo
En este instante fecundo.

Se va enredando, enredando,
Como en el muro la hiedra,
Y va brotando, brotando,
Como el musguito en la piedra.
Ay si si si

Mi paso retrocedido
Cuando el de ustedes avanza,
El arco de las alianzas
Ha penetrado en mi nido,
Con todo su colorido
Se ha paseado por mis venas
Y hasta las duras cadenas
Con que nos ata el destino
Es como un diamante fino
Que alumbra mi alma serena.

Lo que puede el sentimiento
No lo ha podido el saber,
Ni el mas claro proceder
Ni el más ancho pensamiento,
Todo lo cambia el momento
Cual mago condescendiente,
Nos aleja dulcemente
De rencores y violencias,
Sólo el amor con su ciencia
Nos vuelve tan inocentes (...)

VIOLETA PARRA




Zobeyda "la Muñequera"

Zobeyda, “La Muñequera”, nació en Píritu, estado Portuguesa, Venezuela, el 2 de febrero de 1942, y partió de la vida terrenal justo el día en que cumplía 70 años de edad. Inició el oficio, según ella, de “criar muñecas”, inspirada en una muñeca que le regaló doña Eusebia Montilla. Desde entonces acogió a esta pequeña pieza de trapo a la que llamó Eusebia, como su consejera y compañera de viajes. "Decidí hacerle a Eusebia su historia de vida, ella ha  narrado su historia y yo la he acompañado, haciéndole preguntas, que a la vez, contesto; la he ayudado a encontrar en ella misma su propia verdad y así entre las dos lo hemos logrado (...)"
Para Zobeyda las muñecas eran una obra de arte,  un poema concreto, una escultura de trapo, un poema que se ama, se mima, se arrulla, y acompaña. El ser humano las humaniza, o quizá sean ellas las que nos humanizan a nosotros, porque ellas tienen alma, vida y corazón, como decía Arístides Bastidas. La muñeca muchas veces puede llegar incluso a ser una especie de confidente. 

Con retazos de tela, Zobeyda recorrió sonriente el territorio venezolano y viajó a otros lugares del mundo para enseñar a la gente  la confección de “muñecas liberadoras e inspiradoras”, como ella misma las llamaba. Enseñaba a crearlas y a conversar con ellas. “La muñeca es amor, y muchas veces lo que yo no puedo decir, ella sí puede, y sin hablar”.

Por ella, por las mujeres-poema que admiro y por todas las muñecas con alma y poesía, va este espacio.

Fuentes:  http://www.aporrea.org/poderpopular/a137889.html 
              https://palabrademujer.wordpress.com/tag/zobeida-jimenez-la-munequera/